Pilar Montes nos manda una reseña del paseo por el Jardín renacentista de la Casa de la Campo:
"Si todavía no habéis tenido la oportunidad de sumergiros en la historia de nuestra ciudad de la mano de Pepa Jiménez, no sabéis lo que os estáis perdiendo.
Hoy nos ha conducido por el jardín de la Casa de Campo.
Desde la Puerta del Rey ha comenzado este apasionante paseo guiado por su historia, sus caminos y sus rincones. Podemos afirmar que fue el curioso príncipe, y después rey, Felipe II, el que dio forma a este sueño, influido en la forma de concretarlo por su “felicísimo viaje” por Italia y Flandes. De allí se trajo los modelos, los mejores artistas y técnicos de la época para construir en la villa de Madrid un palacete con jardines de estilo renacentista, donde la naturaleza con sus huertas, parterres, fuentes, grutas, embellecida por esculturas, paseos, estanques y puentes, se entremezclarán armónicamente, según el gusto estético del momento.
Para ello consiguió hacerse con numerosos terrenos al otro lado del rio Manzanares, frente al Alcázar, que remató, con la adquisición de la finca y palacete de la familia Vargas, alrededor del cual se organizaría todo el diseño de su soñada villa.
Sus sucesores, primero de la casa de Austria y más tarde de la casa de Borbón, fueron dejando su sello peculiar, añadiendo elementos, nuevas tierras, o construcciones, contando con los grandes genios de la época, siendo el más relevante el arquitecto Sabatini, ya en tiempos de Carlos III. Al final, todos tuvieron en común que utilizaron este espacio de la Casa de Campo para el disfrute particular y el enriquecimiento, pero solo de la casa real. Para ello llegaron a vivir hasta 200 familias, cercándose la finca y teniendo un cuerpo de guardia especial que evitaba y castigaba duramente la entrada a los intrusos.
Tuvo que llegar la República para que el 1 de mayo de 1931 el jardín más grande de Europa pudiera ser disfrutado por el pueblo de Madrid.
Lamentablemente, la Guerra Civil, provocó la destrucción de muchos de sus tesoros, y una devastación de toda su estructura y funcionamiento, al ser el espacio físico desde el que se ejerció el sitio de la ciudad de Madrid durante tres años.
Después de años cerrada y semiabandonada, diversos proyectos y segregaciones, y los intentos de hacerla bien cultural protegido, han ido configurando la Casa de Campo que ha llegado hasta nuestros días. Afortunadamente, el soterramiento de la M30 y el proyecto, ya realidad de Madrid Río, la han vuelto a unir a la ciudad y le dan un nuevo esplendor a este bello lugar, que sin duda lo merece.
De nuevo gracias infinitas a Sansana por organizar estas actividades tan enriquecedoras y especialmente a Pepa, que hace la visita insuperable".