Palabras de Fernando
Hoy estamos aquí, algo más de los
años después de su partida definitiva, para recordar a nuestra hermana Sara y rendirle
un sentido homenaje a su memoria.
Esta Fundación, a la que ella
dedicó tanta energía, entusiasmo y dedicación, es básicamente una obra suya,
indudablemente con el apoyo de un equipo de personas que también colaboraron
para sacarla adelante y que hoy en día continúa con sus actividades…
En mayor o menor grado, todas las
personas aquí presentes conocimos y tratamos a Sara y, por lo tanto, mi
intención es solamente daros mi visión personal sobre los aspectos que
considero más destacables de su vida…
Una mujer luchadora, combativa,
de fuerte personalidad, de profundas convicciones ideológicas, tanto de raíces
feministas como de lograr, como máxima pretensión, la justicia social para
todos lo seres humanos. Y, como no podía
ser menos, profundamente republicana…
En cuanto al aspecto familiar, le
correspondió ser la hermana mayor de siete hermanos en total, y fue algo que
ejerció siempre con su mayor voluntad, aunque por supuesto con disparidad de
criterios en ocasiones, pues así es la vida.
Quiero destacar también su labor
docente, que fue larga y muy brillante, incluidas muchas publicaciones dentro
de su campo profesional, el de la Física y la Química…
En mí has dejado huella, Sara, y,
aunque no siempre nos comprendiéramos bien, te agradezco profundamente toda la
ayuda que en la familia y en mí pusiste… Gracias, hermana.
Y, sobre todo, mi mayor
agradecimiento es por haber traído al mundo y sacado adelante a dos de los
mayores tesoros de mi vida, Lucía y Julia, que siguen iluminándonos con su luz…
Como dice la copla: “Con eso tengo bastante”.
Para terminar, como poeta que soy,
para ti, Sara, y para todos los que te seguimos queriendo, unos versos del
inmortal Francisco de Quevedo. De su soneto titulado “Amor constante más allá
de la muerte”, esos versos finales:
“su cuerpo dejará, no su cuidado:
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado”.
¡Gracias por tu vida, Sara!
Seguiremos aprendiendo
Palabras de Álvaro
HERMANA PEQUEÑA, PERSONA GRANDE
1.- INICIO
Hola Sara:
Quisiera decirte hoy a través de
estas palabras, algo que la vida de forma injusta, no me ha permitido
trasladarte, y que sin duda se me han quedado en el tintero. Me resulta difícil
empezar, pues son muchas las cosas que te diría, pero como tengo un poco la
misma naturaleza que tú, lo necesito, e intentaré sintetizarlas.
No quiero llenarme de palabras
grandilocuentes, ni de loas que ni tú ni yo necesitamos, hemos sido siempre más
directos y en general nunca nos dolieron prendas. Es una característica de la
familia no callarnos ni debajo del agua, nunca aprendimos de lo que decía el
filósofo “uno es dueño de sus silencios y esclavos de sus palabras”
La tristeza y soledad con la que te
has ido ha sido dura e inmerecida, pero desgraciadamente las cosas son como
son, no como nos gustarían que fueran; y la vida, y las malditas circunstancias
vividas, nos han obligado a ello. Y nosotros nos quedamos desde la distancia
como espectadores incapaces de entender nada.
¿Has visto a cuantos has juntado
aquí? No es sorprendente. Un montón de personas, amigos, familia, en las que
has dejado un mensaje y un recuerdo de tu propia vida; y algo habrás sembrado
para estar rodeada de tanta gente, ya que tú para todos nosotros has sido un
verdadero ejemplo de ayuda y entrega. Estoy seguro de que muchos de los aquí
presentes han recibido y compartido algo de ti y guardan anécdotas entrañables.
2.- HERMANA PEQUEÑA
¿Estás contenta? Seguro que te
mereces esto y mucho más. Es cierto que nuestras relaciones desde esa posición
de hermana mayor, siempre chocaban o podían chocar un poco, desde tu papel; ya
que era mucha la tropa a dirigir, y a ti te gustaba hacerlo empleando tu
carácter y empeño.
Pero en el fondo fuiste una hermana
pequeña, y así lo reconocíamos. Recuerdo cuando hablábamos, y ambos nos reíamos
con ello, destacando la vitalidad y espíritu de cada uno de los hermanos. Tú
por tú carácter y forma de ser, tu jovialidad y fuerza a la hora de afrontar
las cosas y los esfuerzos, siempre te hacía considerar que eras la más pequeña
de todos, y.… no te faltaba razón. Arrastrabas una energía sin igual, por tu
impulso y resolución, que destacaba entre todos los hermanos.
Ahora en ese lugar que, seguro que
estás, y que sin duda te mereces estar; pues las personas más grandes y limpias
de corazón como tú, no necesitan más verdades que las de su propia vida, te
tengo envidia. Estás con Padre y Madre y con nuestra hermana Mini. Estás
disfrutando de un merecido descanso, y aunque ninguno hubiéramos querido que te
fueras, ya que lo has hecho demasiado pronto, tenemos que aceptarlo. Sólo me
queda el consuelo de saber que “desde arriba”, y empleando tú forma de
ser y carácter, estarás velando por nosotros, ayudando como siempre lo has
hecho.
Tú me pusiste ese nombre de “Pico”, y
la verdad, y nunca te lo pregunté, supe su porqué, y hoy me siento muy
orgulloso el que mucha familia me llame así.
La figura de hermano, es difícil de
contemplar si no se alimenta de una convivencia en la que los roles muchas
veces ya están dados, y cada uno juega su papel, un tanto difícil y en algunas
ocasiones poco entendido; y tú, aunque “la pequeña” en cuanto a condición
física, fuiste “la mayor”, siempre un poco arrolladora y muy exigente
con todos.
Recuerdo muchas anécdotas contigo,
pero sobre todo guardo un cariño muy especial por aquel viaje que hicimos y
compartimos los dos solos hace muchos años, en un recorrido en bicicleta por el
Canal de Castilla, lo guardo como un tesoro en la cajita de mi memoria. Así eras
y fuiste tú, y así te guardo, dispuesta a afrontar cualquier reto, cualquier
aventura, lo mismo a pie que en bicicleta. Hoy sonrío al acordarme de aquellos
momentos vividos.
Recuerdo también cuando yo con 17
años, había terminado COU, y no sabiendo qué carrera estudiar te pedí consejo,
como hermana mayor que eras. Te pregunté de una forma un tanto ingenua: ¡me han
dicho que la carrera de Económicas está muy bien, pero… habrá que estudiar
algo, ¿no? Entonces me miraste y con una sonrisa un tanto irónica me dijiste:” Pico,
no es muy difícil, pero no te van a regalar el aprobado, y por supuesto tendrás
que estudiar”. Después de esas palabras te miré de una forma escéptica, y
seguro que algo decepcionado pensando si yo iba a ser capaz de afrontar ese
reto tan complicado.
Tantos momentos vividos, tantos
momentos en la memoria, que no pueden olvidarse y forman parte de nuestra vida.
Ya Montaigne decía “cada uno es el contenido de su propio libro” y el
tuyo siempre fue escrito desde tu propia sinceridad y autenticidad, con unas
tapas muy hermosas y desde unos ojos verdes profundos y arrebatadores.
3.- PERSONA GRANDE
Aquí es donde destacabas sobremanera.
Todos los que estamos en este acto te hemos tenido cerca y hemos percibido ese
apoyo incondicional de tu parte. Te tendríamos que dar las gracias, por todo lo
que nos diste y toda esa ayuda recibida
¡Fíjate, has llegado hasta África,
cuanto bien entregado con entusiasmo y qué hermosa tarea, y cuantas sonrisas y
vida resueltas! ¡El trabajo continuará con tus compañeros!
La forma arrolladora de tu carácter,
el entusiasmo de tus actos, la exigencia de una perfección a la hora de hacer
las cosas, nos ha hecho correr un poco detrás de ti, con la lengua fuera, pues
era mucha la velocidad que llevabas, y no teníamos la misma fuerza ni ímpetu
que tú.
Tu figura como madre, tu figura como
amiga, tu figura como compañera de trabajo, tu figura como hermana, tu figura
como montañera, tu figura como sansanera, tu figura como……han sido de tal
dimensión, que me resulta imposible ponerlas medida; y por eso creo que cada
uno desde su interior puede pensar en ello, y ver como Sara ha influido y
estado presente en cada vida. Has sido tanto una Madre Teresa de Calcuta como
Superman.
Los ejemplos están para seguirlos y
no olvidarlos; y tú en muchos aspectos, has sido guía y sembradora de ellos.
Cada persona está llena de virtudes y defectos, de sus propios talentos,
y ninguna está libre de ellos. Somos heterogéneos y diferentes, y por ello nos
tenemos que saber aceptar y respetar. Yo en ti destacaría la Generosidad y como
punto contrapuesto la Exigencia, ambas nos las has dado a raudales.
Como ves, no nos callamos, y la
sinceridad es algo que nos caracteriza. No quiero regalarte nada que no te
hayas ganado, no ha sido mi forma ni la tuya, y además no lo admitirías; y por
eso desde mi corazón, desde mi tristeza y mi pesar pues ya no estás aquí,
quiero acordarme de ti, quiero que vayas conmigo, quiero que, como hermana
pequeña, y persona muy grande me acompañes y me ayudes y des consejo
siempre, pues te necesito, siempre te voy a necesitar, no puedo ni quiero
renunciar a ti. Ahora sí tienes una tarea que sé que la afrontaras con tu
firmeza y dedicación.
Sara, como no quiero ser pesado, voy a despedirme.
Es seguro que me hayan quedado muchas cosas pendientes, y sé que sabrás
perdonarme por no habértelas dicho; pero desde mi sentimiento de hermano quiero
llevarte conmigo, no te olvido, pues jamás podría olvidarte, y ahora solo
quiero pedirte, y esa es una solicitud que quiero hacer extensiva para todos:
¡Camina con nosotros! ¡Tú tarea no ha terminado!
Para acabar quiero dedicarte esta
pequeña poesía que he escrito, y he titulado “El Viaje”:
Sonrisas y
manos tendidas en el camino de la vieja locomotora.
Soledades
y alguna tristeza compartida, en esta curva y en aquella cuesta.
Seguimos
adelante con el ritmo habitual, resoplando, echando humo traquetea y avanza el
tren.
Sigue la
vía y mantiene su rumbo, sin dudar, sin prisa ni pausa, no hay límite.
Sara, ha
sido largo el camino recorrido contigo hasta aquí, para tanta cercanía sentida
en el corazón; el meteoro de tu luz brilla en el firmamento y no se extingue.
El sol de
la felicidad nos ilumina, hacia un trayecto futuro, lleno de personas, lugares
y aventuras.
¡No hay
cambio de agujas! ¡Tú generosidad nos ilumina! Ya no estás, pero seguirás
acompañándonos en este viaje.
Lento, lento,
pero siempre firme avanza el convoy, con brío y sin dudar en su marcha, hacia
un horizonte lejano, muy lejano, en compañía de todos nuestros sueños.
¡VA POR TI SARA!