domingo, 8 de mayo de 2022

HOMENAJE A SARA. VOCES HERMANAS: FERNANDO Y PICO

 Palabras de Fernando



Hoy estamos aquí, algo más de los años después de su partida definitiva, para recordar a nuestra hermana Sara y rendirle un sentido homenaje a su memoria.

Esta Fundación, a la que ella dedicó tanta energía, entusiasmo y dedicación, es básicamente una obra suya, indudablemente con el apoyo de un equipo de personas que también colaboraron para sacarla adelante y que hoy en día continúa con sus actividades…

En mayor o menor grado, todas las personas aquí presentes conocimos y tratamos a Sara y, por lo tanto, mi intención es solamente daros mi visión personal sobre los aspectos que considero más destacables de su vida…

Una mujer luchadora, combativa, de fuerte personalidad, de profundas convicciones ideológicas, tanto de raíces feministas como de lograr, como máxima pretensión, la justicia social para todos lo seres humanos.  Y, como no podía ser menos, profundamente republicana…

En cuanto al aspecto familiar, le correspondió ser la hermana mayor de siete hermanos en total, y fue algo que ejerció siempre con su mayor voluntad, aunque por supuesto con disparidad de criterios en ocasiones, pues así es la vida.

Quiero destacar también su labor docente, que fue larga y muy brillante, incluidas muchas publicaciones dentro de su campo profesional, el de la Física y la Química…

En mí has dejado huella, Sara, y, aunque no siempre nos comprendiéramos bien, te agradezco profundamente toda la ayuda que en la familia y en mí pusiste… Gracias, hermana.

Y, sobre todo, mi mayor agradecimiento es por haber traído al mundo y sacado adelante a dos de los mayores tesoros de mi vida, Lucía y Julia, que siguen iluminándonos con su luz… Como dice la copla: “Con eso tengo bastante”.

Para terminar, como poeta que soy, para ti, Sara, y para todos los que te seguimos queriendo, unos versos del inmortal Francisco de Quevedo. De su soneto titulado “Amor constante más allá de la muerte”, esos versos finales:

“su cuerpo dejará, no su cuidado:

serán ceniza, mas tendrá sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado”.

¡Gracias por tu vida, Sara! Seguiremos aprendiendo


Palabras de Álvaro

HERMANA PEQUEÑA, PERSONA GRANDE



1.- INICIO

Hola Sara:

Quisiera decirte hoy a través de estas palabras, algo que la vida de forma injusta, no me ha permitido trasladarte, y que sin duda se me han quedado en el tintero. Me resulta difícil empezar, pues son muchas las cosas que te diría, pero como tengo un poco la misma naturaleza que tú, lo necesito, e intentaré sintetizarlas.

No quiero llenarme de palabras grandilocuentes, ni de loas que ni tú ni yo necesitamos, hemos sido siempre más directos y en general nunca nos dolieron prendas. Es una característica de la familia no callarnos ni debajo del agua, nunca aprendimos de lo que decía el filósofo “uno es dueño de sus silencios y esclavos de sus palabras

La tristeza y soledad con la que te has ido ha sido dura e inmerecida, pero desgraciadamente las cosas son como son, no como nos gustarían que fueran; y la vida, y las malditas circunstancias vividas, nos han obligado a ello. Y nosotros nos quedamos desde la distancia como espectadores incapaces de entender nada.

¿Has visto a cuantos has juntado aquí? No es sorprendente. Un montón de personas, amigos, familia, en las que has dejado un mensaje y un recuerdo de tu propia vida; y algo habrás sembrado para estar rodeada de tanta gente, ya que tú para todos nosotros has sido un verdadero ejemplo de ayuda y entrega. Estoy seguro de que muchos de los aquí presentes han recibido y compartido algo de ti y guardan anécdotas entrañables.

 

2.- HERMANA PEQUEÑA

¿Estás contenta? Seguro que te mereces esto y mucho más. Es cierto que nuestras relaciones desde esa posición de hermana mayor, siempre chocaban o podían chocar un poco, desde tu papel; ya que era mucha la tropa a dirigir, y a ti te gustaba hacerlo empleando tu carácter y empeño.

Pero en el fondo fuiste una hermana pequeña, y así lo reconocíamos. Recuerdo cuando hablábamos, y ambos nos reíamos con ello, destacando la vitalidad y espíritu de cada uno de los hermanos. Tú por tú carácter y forma de ser, tu jovialidad y fuerza a la hora de afrontar las cosas y los esfuerzos, siempre te hacía considerar que eras la más pequeña de todos, y.… no te faltaba razón. Arrastrabas una energía sin igual, por tu impulso y resolución, que destacaba entre todos los hermanos.

Ahora en ese lugar que, seguro que estás, y que sin duda te mereces estar; pues las personas más grandes y limpias de corazón como tú, no necesitan más verdades que las de su propia vida, te tengo envidia. Estás con Padre y Madre y con nuestra hermana Mini. Estás disfrutando de un merecido descanso, y aunque ninguno hubiéramos querido que te fueras, ya que lo has hecho demasiado pronto, tenemos que aceptarlo. Sólo me queda el consuelo de saber que “desde arriba”, y empleando tú forma de ser y carácter, estarás velando por nosotros, ayudando como siempre lo has hecho.

Tú me pusiste ese nombre de “Pico”, y la verdad, y nunca te lo pregunté, supe su porqué, y hoy me siento muy orgulloso el que mucha familia me llame así.

La figura de hermano, es difícil de contemplar si no se alimenta de una convivencia en la que los roles muchas veces ya están dados, y cada uno juega su papel, un tanto difícil y en algunas ocasiones poco entendido; y tú, aunque “la pequeña” en cuanto a condición física, fuiste “la mayor”, siempre un poco arrolladora y muy exigente con todos.

Recuerdo muchas anécdotas contigo, pero sobre todo guardo un cariño muy especial por aquel viaje que hicimos y compartimos los dos solos hace muchos años, en un recorrido en bicicleta por el Canal de Castilla, lo guardo como un tesoro en la cajita de mi memoria. Así eras y fuiste tú, y así te guardo, dispuesta a afrontar cualquier reto, cualquier aventura, lo mismo a pie que en bicicleta. Hoy sonrío al acordarme de aquellos momentos vividos.

Recuerdo también cuando yo con 17 años, había terminado COU, y no sabiendo qué carrera estudiar te pedí consejo, como hermana mayor que eras. Te pregunté de una forma un tanto ingenua: ¡me han dicho que la carrera de Económicas está muy bien, pero… habrá que estudiar algo, ¿no? Entonces me miraste y con una sonrisa un tanto irónica me dijiste:” Pico, no es muy difícil, pero no te van a regalar el aprobado, y por supuesto tendrás que estudiar”. Después de esas palabras te miré de una forma escéptica, y seguro que algo decepcionado pensando si yo iba a ser capaz de afrontar ese reto tan complicado.

Tantos momentos vividos, tantos momentos en la memoria, que no pueden olvidarse y forman parte de nuestra vida. Ya Montaigne decía “cada uno es el contenido de su propio libro” y el tuyo siempre fue escrito desde tu propia sinceridad y autenticidad, con unas tapas muy hermosas y desde unos ojos verdes profundos y arrebatadores.


3.- PERSONA GRANDE

Aquí es donde destacabas sobremanera. Todos los que estamos en este acto te hemos tenido cerca y hemos percibido ese apoyo incondicional de tu parte. Te tendríamos que dar las gracias, por todo lo que nos diste y toda esa ayuda recibida

¡Fíjate, has llegado hasta África, cuanto bien entregado con entusiasmo y qué hermosa tarea, y cuantas sonrisas y vida resueltas! ¡El trabajo continuará con tus compañeros!

La forma arrolladora de tu carácter, el entusiasmo de tus actos, la exigencia de una perfección a la hora de hacer las cosas, nos ha hecho correr un poco detrás de ti, con la lengua fuera, pues era mucha la velocidad que llevabas, y no teníamos la misma fuerza ni ímpetu que tú.

Tu figura como madre, tu figura como amiga, tu figura como compañera de trabajo, tu figura como hermana, tu figura como montañera, tu figura como sansanera, tu figura como……han sido de tal dimensión, que me resulta imposible ponerlas medida; y por eso creo que cada uno desde su interior puede pensar en ello, y ver como Sara ha influido y estado presente en cada vida. Has sido tanto una Madre Teresa de Calcuta como Superman.

Los ejemplos están para seguirlos y no olvidarlos; y tú en muchos aspectos, has sido guía y sembradora de ellos. Cada persona está llena de virtudes y defectos, de sus propios talentos, y ninguna está libre de ellos. Somos heterogéneos y diferentes, y por ello nos tenemos que saber aceptar y respetar. Yo en ti destacaría la Generosidad y como punto contrapuesto la Exigencia, ambas nos las has dado a raudales.

Como ves, no nos callamos, y la sinceridad es algo que nos caracteriza. No quiero regalarte nada que no te hayas ganado, no ha sido mi forma ni la tuya, y además no lo admitirías; y por eso desde mi corazón, desde mi tristeza y mi pesar pues ya no estás aquí, quiero acordarme de ti, quiero que vayas conmigo, quiero que, como hermana pequeña, y persona muy grande me acompañes y me ayudes y des consejo siempre, pues te necesito, siempre te voy a necesitar, no puedo ni quiero renunciar a ti. Ahora sí tienes una tarea que sé que la afrontaras con tu firmeza y dedicación.

Sara, como no quiero ser pesado, voy a despedirme. Es seguro que me hayan quedado muchas cosas pendientes, y sé que sabrás perdonarme por no habértelas dicho; pero desde mi sentimiento de hermano quiero llevarte conmigo, no te olvido, pues jamás podría olvidarte, y ahora solo quiero pedirte, y esa es una solicitud que quiero hacer extensiva para todos: ¡Camina con nosotros! ¡Tú tarea no ha terminado!

Para acabar quiero dedicarte esta pequeña poesía que he escrito, y he titulado “El Viaje”:

                     Sonrisas y manos tendidas en el camino de la vieja locomotora.

Soledades y alguna tristeza compartida, en esta curva y en aquella cuesta.

Seguimos adelante con el ritmo habitual, resoplando, echando humo traquetea y avanza el tren.

Sigue la vía y mantiene su rumbo, sin dudar, sin prisa ni pausa, no hay límite.

Sara, ha sido largo el camino recorrido contigo hasta aquí, para tanta cercanía sentida en el corazón; el meteoro de tu luz brilla en el firmamento y no se extingue.

El sol de la felicidad nos ilumina, hacia un trayecto futuro, lleno de personas, lugares y aventuras.

¡No hay cambio de agujas! ¡Tú generosidad nos ilumina! Ya no estás, pero seguirás acompañándonos en este viaje.

Lento, lento, pero siempre firme avanza el convoy, con brío y sin dudar en su marcha, hacia un horizonte lejano, muy lejano, en compañía de todos nuestros sueños.

 ¡VA POR TI SARA!

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